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CÁLCULOS DEL AIRE

LAUREDAL

La historia de la verdad

La historia de la verdad

 

En aquellos tiempos en que ser era creer,

la Verdad era el súmmun de muchos creíbles,

más previa, más perpetua, que un león con alas de murciélago,

un perro con cola de pez o un pez con cabeza de águila,

en absoluto como los mortales, en tela de juicio por sus muertes.

 

La verdad era su modelo mientras se afanaban en construir

un mundo de objetos perdurables en los que creer,

sin creer que la loza de barro y la leyenda,

el pórtico y la canción, eran veraces o embusteros:

la Verdad ya exístía para ser cierta.

 

Esto ahora que, práctica como los platos de cartón,

la Verdad es convertible en kilovatios,

lo último por lo que nos regimos es un antimodelo,

alguna falsedad que cualquiera puede desmentir,

una nada en cuya existencia nadie tiene por qué creer.

 

 

Wystan Hugh Auden.

De "Canción de cuna y otros poemas". Ed. Lumen, 2006.

 

Un poema que se enrosca a la vida

como la hiedra al árbol cortado

como la sílaba a la sílaba

como la sílaba hecha de herrumbre y de silencio

como la sílaba se enrosca al árbol cortado

diciendo nada al hombre

y al poema que se enrosca sobre el hombre.

 

 

De "El hombre elefante".

Autor:Leopoldo Mª Panero.

El tigre

El tigre

¡Tigre! ¡Tigre!, luz llameante

en los bosques de la noche,

¿qué ojo o mano inmortal

pudo idear tu terrible simetría?

 

¿En qué distantes abismos, en qué cielos

ardió el fuego de tus ojos?

¿Con qué alas osó elevarse? ¿Y qué mano

osó tomar ese fuego?

 

¿Y qué hombro y qué arte,

torció fibras de tu pecho?

Y al comenzar a latir tu corazón

¿qué mano terrible o pie?

 

¿Qué martillo, qué cadena?

¿Qué horno forjó tu seso?

¿Qué yunque? ¿Qué osado puño

ciñó su terror mortal?

 

Cuando los astros lanzaron sus venablos

y cubrieron sus lágrimas los cielos,

¿sonrió al contemplar su obra?

¿Quién te creó creó el Cordero?

 

¡Tigre! ¡Tigre!, luz llameante

en los bosques de la noche,

¿qué ojo o mano inmortal

osó idear tu terrible simetría?

 

 

William Blake

 

 

 

Alta hora de la noche

Alta hora de la noche

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendría la muerte y el reposo

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
sería el tenue faro buscando por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.
No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:
desde la oscura tierra vendría por tu voz.
No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

Roque Dalton

Numancia contra el tirano

Numancia contra el tirano

El pasado viernes, 25 de mayo, tuvimos los asistentes al pub "La Tetería" de Aranjuez la satisfacción de disfrutar de un día formidable, dulce, encomiable con la presentación de la novela "Numancia contra el tirano", del autor ribereño Alberto Lominchar.

Tras dos años de documentación histórica y escritura sometida al placer de la narrativa de filo histórico, Lominchar nos ofrece, en esta ocasión, una grácil y entrenida ficción con el joven poeta José de Espronceda en su diana argumental, junto a sus valerosos compañeros de escuela.

La novela proporciona al lector una ficción apasionante en el viaje iniciático más poderoso, bizarro y extraordinario que un humano puede toparse en su existencia: los febriles y convulsos amarraderos con su edad juvenil entre compromisos de riesgo  y amenaza.

 

Les recomiendo su lectura. Pocas veces ampararse al equilibrio con las argollas del romanticismo produjo sensaciones tan placenteras en las letras de un autor contemporáneo, actual.

 

 

 

Álibe

Erótica

Erótica

Ciérrame, decías.

Ciérrate...

Rompe el peine.

Tus dedos me peinan

por dentro.

 

 

Yanis Ritsos.

Traducción al castellano: Juan Merino.

Luz de luna en el bosque de medianoche

En la suspensión de la planta trepadora

         se mueve la luz lunar sin conciencia...

                 ¡como la bella bailarina mítica del budismo!

 

Dos ojos asombrados por la belleza quedan despiertos aun en la

       ebriedad profunda:

                                                ¡la ciudad antigua de Rajagriha!

 

 

S. Chattopadhyay.         

 

De La pared de Agua. Ed. Olifante.

Del ojo ciego



No está tan ciego el ojo que no ve
como el ojo que ve y no mira.
No está tan solo en su ceguera
quien ve nacer dentro de sí
una débil y misteriosa llamarada.
Llamemos ciego
al ojo que pasa de largo frente a las cosas.
Apiadémonos de su incapacidad de ver.
Musitemos junto a su oído:
“esto es un árbol”, “esto es una rosa”.
La ausencia de visión
no es ausencia de la capacidad de ver.
Ven los videntes, los demás miran,
los demás creen ver.
Y confunden una rosa con la rosa,
confunden un árbol con el árbol.
Apiadémonos de los que no tienen ojos
para leer las hojas de un árbol,
de aquellos que confunden la rosa
con el perfume que emana de ella.
Apiadémonos del que tantea un objeto
y lo confunde con su forma exterior,
y cree que todos están hechos
con la misma irremediable materia.
Apiadémonos del que olvidó la infinita forma
de la forma,
apiadémonos de la oscuridad que reina
en sus pupilas.
El secreto no está en la imagen, sino en ver.
La verdad no consiste en percibir,
sino en el acto de posesión.
El ojo ciego se ríe del ojo que no ve
porque en la oscuridad ve mejor las cosas.
La oscuridad es la meta de todo verdadero vidente.
La noche, la eterna noche
es sustancia de la luz.

 

 

José Pérez de Olivares.

En busca del unicornio

En busca del unicornio

... "Y luego establecí que no salieran a la ciudad hombres solos sino en cuadrillas de a diez por lo menos, y esto fue por excusarnos de las muertes y puñaladas y ruidos que cada día había en las callejas y entre las tapias, por causa de que no habiendo allí más vida que la que traen las caravanas, concurría gran muchedumbre de gentes que iban creciendo de día en día, sin bocado que llevarse a la boca, y era de ver cómo eran capaces de echar a un hombre las tripas fuera por robarle un puñado de sal.

 Y cada día venían más negras que negros y supimos que todas las mujeres de los pueblos de alrededor se hacían putas cuando llegaba caravana y estaban en Tombuctú hasta que era otra vez partida, con lo que regresaban a sus casas y a sus maridos e hijos asaz ricas y contentas ya que no muy honradas. Y vinieron ballesteros contando como habían yacido con negras y retintas y alabando mucho que era muy placentero. Y picado en la curiosidad fuime yo a probarlo y lo probé y hallé que era como hacerlo con mujer blanca, sino que las negras tienen sus partes más prietas y calientes por dentro y les huelen no a pescado pasado, como a las blancas, sino más bien a cecina de carnero rancia. Y habiendo tantas mujeres ofrecidas, no cobran mucho por yacer sino que por un puñado chico de sal van muy contentas y pagadas y aun piensan que el que se lo dio, siendo blanco y poco conocedor de los usos de la tierra, queda engañado". 

 

 

  En busca del unicornio. Juan Eslava Galán 

"Ya no hay otro secreto en nuestros misterios que no sean los que residen en el asilo inviolable de las palabras".

(G. Persigout)

Una manzana de luz

Una manzana de luz Una manzana de luz se reparte en heridas de cristal.
Los días lucen desterrados.
Todo aquí es génesis.
Azogada pradera, si no sombra de diluvio, ¿qué eras
cuando los días no se marchaban?
En estos espacios la claridad me lleva de la mano bajo
aves ligeras.
Este es el sitio que la arena sepultó en la siesta
del tiempo.
Aquí el verdor reconquista el reino de los encantadores
de neblina.
Por las vértebras de sal de la noche bogan los mendigos.
Los transeúntes buscan sus almas solos.
Por entre árboles morados ángeles negros tocan la noche
de cuero de cocodrilo. El cielo se pega a la costra de los
vegetales. Un pueblo aplastado por las pezuñas de la luna
desentierra voces sepultadas por marejadas de exilio.
Un adolescente oscuro mira desde un trono de luciérnagas
el paso de las cebras como cordón de brasas. Pasa un
elefante herido.
Bajo este cielo de cerámica, ritual, sólo un espejo de
arena donde se miran ojos cenicientos de víctimas inútiles.


Rafael Cadenas

Vencidos

Vencidos

Igual que roca o rosa, renacemos
y somos como aroma o sueño tumultuoso
en incesante amor por nuestro duelo;
fugitivos sin fin que el rostro guardan,
mudos cadáveres precipitados
a una impasible tempestad;
y morimos en nuestras propias manos,
sin saber de agonías,
caídos descuidados al abismo,
a través de catástrofes en nuestro corazón dormidas,
así tan simplemente, que al mirar un espejo
hallamos dentro sombras silenciosas
o una paloma destrozada.

Porque nada delata que existamos
en esta soledad del pensamiento,
y el olvido desciende hacia la tierra
como un equívoco de Dios,
dormida imagen donde en sueños
se martiriza por saberse bello;
porque es inútil la embriaguez
que nos cubre de olvidos contra el mundo
cuando es la lentitud
y el sentirse arrojados sobre el lecho,
como el cesar y el impedir,
lo que alimenta nuestro amor
y el incansable continuar entre los hombres,
del dolor de la carne enamorados.
Igual que rosa o roca:
crueles cadáveres sin agonía.


Alí Chumacero

Intimidad remota

Intimidad remota

Pastor de soledad, oigo la rueda,
el largo despertar, el desvalido
rumor del horizonte que retorna
del último sollozo.

Del último cristal exterminado,
del íntimo reflejo que no encuentro,
del momentáneo ruido, de unos ojos
mirándose o subiendo.

Resisto la profunda lejanía,
la pálida distancia que en mi centro
remotamente llora cosas muertas
y cesiones sin nombre.

De furia y de temblor, de angustia lenta
tengo un rebaño mudo. Dulcemente
pregunto al desamparo de los cielos
por mi eterna constancia.

Levanto desoídos pensamientos,
voces sin luz, arenas sin respuesta,
tristes concentraciones agraviadas
de mis pobres nociones.

Estoy ante el dolor y sus palacios,
montañas transparentes me sepultan;
no toco, no conozco, sólo adoro
y desoladamente amo.


J.E. Cirlot

Oceanus

Oceanus

Sometimes I stand upon the shore
where troubles vault their effluence pour,
and troubled waters sigh and shrieck
of secrets that they dare not speak.
From nameless valleys far bellow,
and hills and plains no man may know,
the mystic swells and sullen surges
hint like accursed thaumaturges
a thousand horrors, big with awe,
that long-forgotten ages saw.
O salt, salt winds that bleakly sweep
across the barren heaving deep;
O wild wan waves, that call to mind
the chaos Earth hath left behind:
Of you I ask one thing alone;
Leave, leave your ancient lore unknown!


H.P. Lovecraft. Fungi from Yuggoth

Popol Vuh

Popol Vuh

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Ésta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal,pájaros,peces,cangrejos,árboles,piedras,cuevas,barrancas,hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
LLegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron,pues,consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá Huracán. El segundo es Chipi-Calculhá. El tercero es Raxa-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.

-¡Hágase así! ¡Qué se llene el vacío! ¡Qué esta agua se retire y desocupe, que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Qué aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.

Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: -¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo:

-¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá!

-Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.

Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.

Los siete pilares de la sabiduría

Los siete pilares de la sabiduría

Después de que Joyce y Dawnay se hubieran marchado salí de Aba el Lissan con Mirzuk. El día de nuestra partida prometía coronar el frescor primaveral de aquella elevada meseta. Una semana antes había soplado una furiosa ventisca y algo de la blancura de la nieve parecía haber pasado a la luz. El suelo tenía un aspecto vívido con la hierba nueva, y la luz del sol, que caía oblicuamente sobre nosotros pálida como la paja, suavizaba el agitado viento.
Con nosotros viajaban dos mil camellos del Sirhán que transportaban nuestras municiones y víveres. Por causa del convoy marchábamos sin prisa con la intención de llegar al ferrocarril después de oscurecer. Iban por delante algunos hombres a fin de inspeccionar la vía férrea a la luz del día y asegurar la tranquilidad durante las horas que aquellos dispersos efetivos tardarían en cruzarla.
Mi guardia personal estaba conmigo y Mirzuk tenía a sus ageyl junto con dos famosos camellos de carreras. La alegría del aire y la estación los cautivó.


T.E. Lawrence

El artista

El artista

Una tarde, le vino al alma el deseo de dar forma a una imagen del Placer que se posa un instante. Y se fue por el mundo a buscar bronce, pues sólo en bronce podía concebir su obra.
Pero había desaparecido el bronce del mundo entero; en parte alguna del mundo entero podía encontrarse bronce, salvo el bronce sólo de la imagen del Dolor que dura para siempre.
Era él quien había forjado esta imagen con sus propias manos, y la había puesto sobre la tumba de lo único que había amado en la vida. Sobre la tumba de lo que más había amado en la vida y había muerto había puesto esta imagen hechura suya, como prenda y señal del amor humano que no muere nunca, y como símbolo del dolor humano que dura para siempre. Y en el mundo entero no había más bronce que el bronce de esta imagen.
Y tomó la imagen que había formado y la puso en un gran horno y se la entregó al fuego.
Y con el bronce de la imagen del Dolor que dura para siempre esculpió una imagen del Placer que se posa un instante.


Oscar Wilde.

Diccionario del diablo

Diccionario del diablo

Alianza, s. En política internacional, la unión de dos ladrones, cada uno de los cuales ha metido tanto la mano en el bolsillo del otro que no pueden separarse para robar a un tercero.

Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expende entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales; las naciones bárbaras, que respiran el aire puro y comen alimentos sencillos, son inmunes a su devastación. A veces es fatal, aunque más frecuentemente para el médico que para el enfermo.

Belleza, s. Don femenino que seduce a un amante y aterra a un marido.

Caníbal, s. Gastrónomo de la vieja escuela, que conserva los gustos simples y la dieta natural de la época pre-porcina.

Entusiasmo, s. Dolencia de la juventud, curable con pequeñas dosis de arrepentimiento y aplicaciones externas de experiencia.

Historia, s. Relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares casi siempre necios.


Ambrose Bierce

La montaña mágica

La montaña mágica

Ella le acarició dulcemente con la mano los cabellos cortados al rape en la nuca.
-Pequeño burgués-dijo-. Lindo burgués de la pequeña mancha húmeda.¿Es verdad que me amas tanto?
Y exaltado por este contacto, ya sobre las dos rodillas, la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados, él continuó hablando:
-Oh, el amor, ¿sabes...? El cuerpo, el amor, la muerte, esas tres cosas no hacen más que una. Pues el cuerpo es la enfermedad y la voluptuosidad, y es el que hace la muerte;sí, son carnales ambos, el amor y la muerte, ¡y ése es su terror y su enorme sortilegio! Pero la muerte, ¿comprendes?, es, por una parte,una cosa de mala fama,impúdica, que hace enrojecer de vergüenza; y por otra parte es una potencia muy solemne y majestuosa (mucho más alta que la vida risueña que gana dinero y se llena la panza; mucho más venerable que el progreso que fanfarronea por los tiempos)porque es la historia y la nobleza,la piedad y lo eterno,lo sagrado, que hace que nos quitemos el sombrero y marchemos sobre la punta de los pies... De la misma manera, el cuerpo también, y el amor del cuerpo,son un asunto indecente y desagradable, y el cuerpo enrojece y palidece en la superficie por espasmo y vergüenza de sí mismo.¡Pero también es una gran gloria adorable,imagen milarosa de la vida orgánica, santa maravilla de la forma y belleza, y el amor por él, por el cuerpo humano, es también un interés extremadamente humanitario y una potencia más educadora que toda la pedagogía del mundo...!¡Oh, encantadora belleza orgánica que no se compone ni de pintura al óleo, ni de piedra, sino de materia viva y corruptible,llena de secreto febril de la vida y de la podedumbre!¡Mira la simetría maravillosa del edifico humano, los hombros y las caderas y los senos floridos a ambos lados del pecho, y las costillas alineadas por parejas y el ombligo en el centro,en la blandura del vientre, y el sexo oscuro entre los muslos! Mira los omóplatos cómo se mueven bajo la piel sedosa de la espalda, y la colunma vertebral que desciende hacia la doble lujuria fresca da las nalgas, y las grandes ramas de los vasos y de los nervios que pasan del tronco a las extremidades por las axilas, y cómo la estructura de los brazos corresponde a la de las piernas. ¡Oh, las dulces regiones de la juntura interior del codo y del tobillo, con su abundancia de delicadezas orgánicas bajo sus almohadillas de carne!¡ Qué fiesta más inmensa al acariciar esos lugares deliciosos del cuerpo humano!¡Fiesta para morir luego sin un solo lamento!¡Si Dios mío, déjame sentir el olor de la piel de tu rótula,bajo la cual la ingeniosa cápsula articular segrega su aceite resbaladizo!¡Déjame tocar devotamente con mi boca la Arteria femoralis que late en el fondo del muslo y que se divide,más abajo,en las dos arterias de la tibia!¡Déjame sentir la exhalación de tus poros y palpar tu vello, imagen humana de agua y de albúmina, destinada a la anatomía de la tumba,y déjame morir con mis labios pegados a los tuyos!


Thomas Mann.

Introducción del símbolo de la fe

Introducción del símbolo de la fe


Sé que más allá de la muerte
está la muerte,
sé que más acá de la vida
está la estafa.
Sé que no existe el consuelo
que no existe
la anhelada tierra de mis sueños
ni la desgarrada visión de nuestros héroes.
Pero
te seguimos buscanco, patria,
en las traiciones del recién llegado
y en las mentiras del primer cronista.
Sé que no existe el refugio del abrazo
y que Dios es un estruendo de hojalata.
Pero
te seguimos buscando, patria,
en las amenazas del nuevo impostor
y en las palmas que revientan buldoceadas.
Sé que no existe la visión
del que siempre perece entre las llamas
que no existe la tierra presentida
Pero
te seguimos buscando, tierra,
en el roer incesante de las aguas,
en el reventar de mangos y mameyes,
en el tecleteo de las estaciones
y en la confusión de todos los gritos.
Sé que no existe la zona del descanso
que faltan alimentos para el sueño,
que no hay puertas en medio del espanto.
Pero
te seguimos, buscando, puerta,
en las costas usurpadas de metralla,
en la caligrafía de los delincuentes,
y en el insustancial delirio de una conga.

que hay un torrente de ofensas aún guardadas
y arsenales de armas estratégicas,
que hay palabras malditas, que hay prisiones
y que en ningún sitio está el árbol que no existe.
Pero
te seguimos buscando, árbol,
en las madrugadas de cola para el pan
y en las noches de cola para el sueño.
Te seguimos buscando, sueño,
en las contradicciones de la historia
en los silbidos de las perseguidoras
y en las paredes atestadas de blasfemias.

que no hallaremos tiempo
que no hay tiempo ya para gritar,
que nos falla la memoria,
que olvidamos el poema, que,aturdidos,
acudimos a la última llamada
(el agua, la cola del cigarro).
Pero
te seguimos buscando, tiempo,
en nuestro obligatorio concurrir a mítines,
funerales y triunfos oficiales,
y en las interminables jornadas en el campo.
Te seguimos buscando, palabra,
por sobre la charla de las cacatúas
y el que vendió su voz por un paseo,
por sobre el cobarde que reconoce el llanto
pero tiene familias... y horas de recreo.
Te seguimos trabajando, poema,
por sobre la histeria de las multitudes
y tras las consignas de los altavoces,
más allá del ficticio esplendor y las promesas.
Que es ridículo invocar la dicha
que no existe
que no hallarán calma nuestras furias.
Todo eso lo sé.
Pero te seguimos buscando, dicha,
en la memoria de un gran latigazo
y tras el escozor de la última patada.
Te seguimos buscando, tierra,
en el fatigado ademán de nuestros padres
y en el obligado trotar de nuestras piernas.
Te seguimos buscando,calma,
en el infinito gravitar de nuestras furias
en el sitio donde confluyen nuestros huesos
en los mosquitos que comparten nuestros cuerpos
en el acoso por sueños y aceras
en el aullido del mar
en el sabor que perdieron los helados
en el olor del galán de noche
en las ideas convertidas en interjecciones ahogadas
en las noches de abstinencia
en la lujuria elemental
en el hambre de ayer que hoy hambrientos condenamos
en la pasada humillación que hoy humillados denunciamos.
en la censura de ayer que hoy amordazados señalamos
en el día que estalla
en los épicos suicidios
en el timo colectivo
en el chantaje internacional
en el pueril aplauso de las multitudes
en el reventar de cuerpos contra el muro
en las mañanas ametralladas
en la perenne infamia
en el impublicable ademán de los adolescentes
en nuestra voracidad impostergable
en el insolente estruendo de la primavera
en la ausencia de Dios
en la soledad perpetua
y en el desesperado rodar hacia la muerte
te seguimos buscando
te seguimos
te seguimos.

Central "Manuel Sanguily"
Consolación del Norte. Pinar del Río.
Mayo de 1970.


Reinaldo Arenas