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CÁLCULOS DEL AIRE

En busca del unicornio

En busca del unicornio

... "Y luego establecí que no salieran a la ciudad hombres solos sino en cuadrillas de a diez por lo menos, y esto fue por excusarnos de las muertes y puñaladas y ruidos que cada día había en las callejas y entre las tapias, por causa de que no habiendo allí más vida que la que traen las caravanas, concurría gran muchedumbre de gentes que iban creciendo de día en día, sin bocado que llevarse a la boca, y era de ver cómo eran capaces de echar a un hombre las tripas fuera por robarle un puñado de sal.

 Y cada día venían más negras que negros y supimos que todas las mujeres de los pueblos de alrededor se hacían putas cuando llegaba caravana y estaban en Tombuctú hasta que era otra vez partida, con lo que regresaban a sus casas y a sus maridos e hijos asaz ricas y contentas ya que no muy honradas. Y vinieron ballesteros contando como habían yacido con negras y retintas y alabando mucho que era muy placentero. Y picado en la curiosidad fuime yo a probarlo y lo probé y hallé que era como hacerlo con mujer blanca, sino que las negras tienen sus partes más prietas y calientes por dentro y les huelen no a pescado pasado, como a las blancas, sino más bien a cecina de carnero rancia. Y habiendo tantas mujeres ofrecidas, no cobran mucho por yacer sino que por un puñado chico de sal van muy contentas y pagadas y aun piensan que el que se lo dio, siendo blanco y poco conocedor de los usos de la tierra, queda engañado". 

 

 

  En busca del unicornio. Juan Eslava Galán 

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