El último viaje
Siempre y cuando lo permita la niebla
partiré hacia la región sin nombre.
A media tinta y con poca sangre,
con huesos de caña desvencijada
mi rumbo tomará
el hierro del raíl
como premio final.
Con apenas sudor
y mínimas tristezas
penetraré por túneles sin red,
ojearé clorofilas apostadas
sobre el rancio pasado,
albergaré fragancias juveniles
aquellas, que aún revivan
en la áspera talega del recuerdo.
Lacónico futuro,
permíteme postrar mi último aliento
sobre los manzanos de la conciencia.
Álibe
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