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CÁLCULOS DEL AIRE

Regreso fugaz

Llegó por fin el día en el que Gelucho pisó de nuevo su antiguo hogar, aquel en el que creció, se cultivó y vivió junto a su estirpe hasta el momento de sufrir el demoledor destierro.

Contempló, con gris veladura tras años de ausencia, el envejecimiento de los objetos, una atmósfera decorada con el barniz de lo rancio y lo mustio. La incorporación de nuevos enseres no incidió en eliminar esa mácula decadente de postalitas beatas, maderas y suelos ya ajados  como los bulbos existenciales de sus moradores, ahora ausentes.

Gelucho recorrió los ríos y afluentes de su vetusta vivienda; en ellos deseó navegar sobre recuerdos explorándolos con aquella singular fascinación de su alejada niñez. Allí, en esa travesía interna,  tuvo que contentarse con rescatar leves suspiros condenados a perderse en la madeja de la soledad.

 

Álibe

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