Blogia
CÁLCULOS DEL AIRE

Cáncer

Cáncer

¿Cáncer?
¿Pero qué dice doctor?
¿Cómo es posible?
¿Cómo no lo vieron antes?
Pero operando hay solución, ¿verdad?
¡Dios mío!

Preguntas y expresiones como estas son frecuentemente escuchadas en los hospitales cuando se transmite la noticia a los familiares o en otros casos al propio paciente cuando así lo desea, sobre la presencia de un proceso patológico irreversible en la mayoría de los casos: el cáncer.
El cáncer, “la enfermedad por excelencia”, la más mortal una vez se presenta, y que tantos quebraderos de cabeza ha dado a miles y miles de familias en el mundo; y a cientos y cientos de científicos y médicos. Aún no se posee el remedio definitivo, y quizás tengan que pasar muchos años para conocerlo, ¡o siglos!, si es que llega, pues a pesar de los grandes avances alcanzados durante finales del siglo XX y por supuesto continuados durante el siglo XXI, tenemos que tener los pies en el suelo. Sí, los pies en el suelo, porque no se crean que estamos luchando contra una simple infección, ni siquiera contra una entidad como el Sida, cuya curación es cuestión de aplicar unos cuantos billones para curarla definitivamente, máxime cuando ya se ha conseguido convertirla en una enfermedad crónica que bien tratada no tiene porqué tener un desenlace fatídico, al igual que ocurría en tiempos pasados con la infección por el virus de la hepatitis B, enfermedad totalmente controlada hoy en día.
Luchamos contra un ser abominable, mucho más terrible de lo que ya aparenta ser ante los ojos de la sociedad; las claves de su origen, desarrollo e hipotética curación se encuentran en su genética, en su “núcleo”, mucho más ardiente que el propio núcleo terrestre o que el propio sol; ¡se dan cuenta contra lo que nos enfrentamos!
Aquí no sólo es cuestión de dinero, que bien hace falta, y mucho, sino cuestión de tiempo, de mucho tiempo. Son infinitas las combinaciones que se necesitan descifrar para ver un poco de luz, y eso no sólo depende de la economía, sino del segundero, o mejor dicho, del anuario.
Con frecuencia, las familias, desbordadas por lo terrible del proceso, y desesperados por encontrar una posible solución rápida, acuden a centros de indudable prestigio, con el objetivo de empezar a encender la luz de la esperanza, la cual dista años luz, valga la redundancia. No dudan ni por un segundo en invertir hasta el último céntimo para sufragar los gastos de los costosos tratamientos y operaciones que en la mayoría de los casos sólo sirven para aumentar más la penuria y sufrimiento de un proceso o película cuyo final se conoce, ¡nunca un guión se rayó tanto!, no es preciso por tanto escuchar el mismo disco tantas veces. Eso, por no hablar del escalón mágico o farsante, el curanderismo milagroso.
Pero no todo ha de ser desesperanza, acabemos este artículo dejando una puerta abierta al futuro, al fin y al cabo dijimos que era cuestión de tiempo; el cuando no lo sabemos, y seguro que serán otras generaciones las que se aprovechen de la “buena nueva” que algún día llegará, pero también rompamos una lanza por la vida nuestra de hoy día, respetémosla, no demos oportunidad a esa lacra maldita que nos invade, usemos al menos los recursos que ya poseemos, entre ellos los de la prevención y hagamos que muchos de los cánceres que aparecen debido a la influencia de hábitos tóxicos pasen a la historia, para luchar sólo contra aquellos que dependen de otros factores.
Hagamos todos que el cáncer no sea más que un signo del zodíaco, ¡un bonito signo!

Dr. Martín-Rubio


1 comentario

Álibe -

La Dirección de CÁLCULOS DEL AIRE dedica este artículo a los millones de personas de todo el planeta que se encuentran azotadas por el cruel estigma del cáncer. Qué la esperanza sea el bastión por el que combatir, unidos, contra esta terrible lacra.

A Antonio, buen escritor y mejor persona.