Queja
¿A quién quieres quejarte tú, corazón? Siempre rehuido
se tuerce tu camino a través de los humanos
imcomprensibles. Quizás más en vano todavía,
ya que mantiene el rumbo,
mantiene el rumbo hacia el porvenir,
hacia el porvenir perdido.
Antes. ¿Te quejabas? ¿Qué era? Caída
baya del júbilo, todavía no madura.
Pero ahora se me parte el árbol de mi júbilo,
se me parte en la tormenta el lento
árbol de mi júbilo.
El más hermoso en mi paisaje
invisible, oh tú, que me hiciste
más perceptible a los ángeles, invisibles.
Rainer María Rilke
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