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CÁLCULOS DEL AIRE

El gran dictador

El gran dictador

Está de moda hablar de clonación como si se tratase de un simple juego. Es hora de encender la luz de alarma de una vez, de lo contrario estaremos asistiendo al principio del fin. ¿Cómo es posible que estemos permitiendo a cuatro locos gobernar el mundo?
¿Acaso dudan de que entre nosotros haya seres clonados? Pues no se asusten, los hay. Y cada vez habrá más si consentimos que políticos de primera línea mundialmente conocidos permitan a su vez a sectas como la de los raelianos andar a sus anchas por el mundo jugando a crear los frankenstain que les venga en gana. Pero claro, como todo en la vida el negocio es el negocio.
Muchos sectores de la ciencia hablan de clonación como un elemento normal para conseguir la curación de muchas enfermedades, a elegir, como en el supermercado, pero detrás de ello lo único que hay es conseguir gracias a esa falsa pretensión el permiso necesario para poder pasar al siguiente paso: la clonación de seres humanos, mejor dicho, de seres aberrantes. Bien es cierto que hay otros sectores serios que trabajan dignamente y que persiguen el objetivo de la curación de dichas enfermedades gracias a la investigación con células madre, y la consecución de determinados tejidos y células que puedan en un futuro sustituir a los patológicos, pero bien distinto es el camino que quieren seguir muchos, es decir el de la locura.
Para quien no sepa nada de ciencia o medicina, decirles que el producto de la clonación lo único que conlleva aparejado es la formación de seres aparentemente idénticos a los que se pretenden crear gracias a la duplicación de un genoma predeterminado, pero con grandes aberraciones, que se manifestarán en un futuro próximo durante la vida de dicho ser. Seres y valga la redundancia, que desarrollarán enfermedades degenerativas, tumores, linfomas, leucemias, etc., ¿qué producto saldrá a su vez de la unión de dos seres de este tipo? ¿han leído “Frankenstain”? pues eso no es nada con lo que saldría de dicha unión. Y cada vez más generaciones que a su vez heredarían más defectos que sus predecesores, que propagarían aún más las enfermedades. ¡qué horror!
Pero ¿a quién beneficia esto? porque lo que está claro que a nosotros, las personas propiamente dichas, no. ¿Qué es lo que se está tramando?, ¿una conspiración para crear un superhombre o qué? por Dios, eso me recuerda otros tiempos. Estamos dando pie a la aparición de nuevos dictadores, de nuevas opresiones, de nuevos campos de concentración, de nuevos holocaustos; por favor paremos ya el principio del fin.
¿Saben? Podría seguir escribiendo sobre esto mucho más, pero prefiero parar, irme al campo a dar un paseo o leer un libro de poesía. Yo, no estoy loco.


Dr. Martín-Rubio

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