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CÁLCULOS DEL AIRE

El soñador

El soñador

Apenas asoma la luz. Unas débiles insinuaciones nubosas predicen que la energía del día canalizará, pronto, al cubículo del sueño. El hombre recostado sobre su maduro cansancio tan solo edifica cálculos mentales de su insípida jornada, turbias añoranzas que le cercan la garganta, tan solo compone temores que arremolinados planean a través de sus venas de confusión. Las ruinosas columnas —revestidas de sarna atemporal— le contemplan, le contemplan como ese ser que a punto está de ser derrotado en la partida final de los espejos.

No hay relojes que midan la cadencia de su pulso, tampoco veletas que intuyan donde el céfiro pronosticará nuevas agonías durante el otoño. Hay silencio, tamujos, árboles púberes que aún se avergüenzan de su desnudez, la mano de Friedrich cuando palpita con la magnitud poderosa del bermellón, indicios que los posos de la incertidumbre escalan con libertad a través del muro.

¿Quién se atrevió a predecir que los arcos de la virtud esconden el secreto de viejas civilizaciones? ¿Quién escondió la pócima de la verdad? ¿Qué tesoros nos fueron usurpados cuando pestañeamos a través del mirador de la imaginación?

Hombre, desenreda tus pasos. Regresa por el sendero que te otorgó los dones que jamás sospechaste. Retorna al hogar. Debes saber que ya cruzó el cernícalo que robó el sello de tu mirada.

 

Álibe

 

*  Prosa poética generada a través de la inspiración, observación e interpretación literaria del cuadro "El soñador", del pintor alemán Caspar David Friedrich. En homenaje a la escuela romántica, cuna y espejo primodial del que la imagineria alibense se siente fraternalmente deudora. 


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