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CÁLCULOS DEL AIRE

Reales Aguas

Reales Aguas

En su afán de circunvalar de nuevo por la Océana humanista, NAUTILUS regresa con alegría y compromiso al entorno ribereño. De casi todos es conocido el amplio inventario de maravillas que pueblan y jalonan la fisonomía histórica y natural de Aranjuez, aunque el margen que nuestro buque desea incidir, en éste numero 4, es el del valor de las aguas que impregna fértil y mágicamente a la localidad madrileña.

La amplia vega del Tajo, las virtudes benefactoras de un río otrora frontera de poderes militares y estratégicos―; la proliferación de estanques, canales, puentes como muestra de una desarrollada ingeniería hidráulica ya planificada desde tiempos de Felipe II, suponen razones más que contundentes para desear fondear en estos elementos de muy notable relevancia.

¿Quien puede concebir los Reales Jardines, los sotos y huertas, el corazón arancetano fraguado al compás de la historia sin la presencia del líquido elemento?

En la actualidad, el Río, sigue reflejando un símbolo vertebrador de primer nivel. Cualquier vecino que no esté ajeno a las noticias de su ciudad es conocedor de los ímprobos esfuerzos que dedican plataformas y colectivos, muchas veces con escasos recursos, en combatir las tropelías, cambalaches y perjuicios que sufre la arteria fluvial.

El tiempo transcurre, y, con él, funcionalidades, realidades escindidas del ramo de la arbitrariedad. La presencia del agua continúa representado un tesoro imprescindible para el pulso ya no sólo económico sino idiosincrático de un territorio. En Aranjuez la premisa es obvia.

Preparad el torpedo de la aventura, nautilianos. La cámara de lanzamiento espera para acometer una nueva operación.

 

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