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CÁLCULOS DEL AIRE

La Leyenda de la Xtabay

La Leyenda de la Xtabay

Bajo la luna del Mayapan, en el abrigo de los templos de los itzaes, surge la leyenda que se refiere a la mujer Xtabay . Como joya de milagrería se conserva
para deleite de quien la oye o de quien la lee; historia que no se borrará jamás,
porque ha quedado escrita en los libros antiguos y en las páginas sagradas del
recuerdo maya.
Dice pues la leyenda que la mujer Xtabay era una mujer inmensamente bella
que solía agradar al viajero que por las noches se aventuraba en los caminos del Mayab. Sentada al pie de una frondosa ceiba del bosque, lo atraía con cánticos,
con frases dulces de amor, lo seducía, lo embrujaba y cruelmente lo destruía.
Los cuerpos destrozados de esos incautos enamorados aparecían al día siguiente con las mas horribles huellas de rasguños, de mordidas y con el pecho abierto por uñas como garras.
La mujer Xtabay nace de una planta espinosa, punzadora y mala y si aparece junto a las ceibas, es porque este árbol es sagrado para los hijos de la tierra del faisán y del venado y muchas veces en cobijo y sombra, se acogen bajo sus ramas, confiados en la protección de tan bello y útil árbol.
En un cierto pueblo de la península yucateca vivían dos mujeres; siendo el nombre de una de ellas la Xtabay, decían que estaba enferma de amor y pasión y que todo su afán era prodigar su cuerpo y su belleza que eran prodigiosos, a cuanto mancebo se lo solicitaba. La Xtabay tenia un corazón tan grande que la hacía socorrer a los humildes, amparar al necesitado, curar al enfermo y recoger a los animales que abandonaban por inútiles.
Su grandeza de alma la llevaba hasta poblados lejanos para auxiliar al enfermo y se despojaba de las joyas que le daban sus enamorados y hasta de sus finas vestiduras para cubrir la desnudez de los desheredados. Jamás levantaba la cabeza en son altivo, nunca murmuró ni criticó a nadie y con absoluta humildad soportaba los insultos y humillaciones de las gentes.
El nombre de la otra mujer era Utz-colel, vivía en una casa bien hecha, limpia y arreglada. Mujer virtuosa y recta, honesta y jamás había cometido ningún desliz ni el mínimo pecado amoroso. Pero era fría, orgullosa, dura de corazón y nunca jamás socorría al enfermo y sentía repugnancia por el pobre.
Y un día las gentes del pueblo no vieron salir de su casa a la Xtabay; supusieron que andaba ofreciendo su cuerpo y sus pasiones, transcurrieron los días y de pronto por todo el pueblo se esparció un fino aroma de flores, nadie se explicaba de donde emanaba tan precioso aroma y así, buscando, fueron a dar a la casa de la Xtabay a la que hallaron muerta.
Lo extraordinario, es que la Xtabay no estaba sola, varios animales cuidaban de su cuerpo del que brotaba aquel perfume que envolvía al pueblo.
A tener conocimiento la Utz-colel de lo ocurrido dijo que era una vil mentira, ya que un cuerpo corrupto como el de la Xtabay, no podía emanar sino podredumbre y pestilencia, más que si tal cosa era verdad, debía ser cosa de los malos espíritus y que así continuaba provocando a los hombres. Agrego la Utz-colel que si de una mujer como la Xtabay escapaba en tal caso ese perfume, cuando ella muriera el perfume que escaparía de su cuerpo seria mucho más aromático y exquisito.
La Xtabay fue enterrada y cuentease que al día siguiente, su tumba estaba cubierta de flores hermosas, tan tapizada como una cascada de olorosas florecillas desconocidas en el Mayab. Hoy la florecilla que naciera en la tumba de la Xtabay, es la actual flor Xtabentun que se da en forma silvestre en los caminos. El jugo de esta florecilla embriaga muy agradablemente, como debió ser el amor embriagador y dulce de la Xtabay.
Poco después murió la Utz-colel y a su entierro acudió todo el pueblo que había ponderado sus virtudes y cantando y gritando que había muerto virgen y pura.
Recordaron lo que había dicho en vida acerca de que al morir, su cadáver debería exhalar un perfume mucho mejor que el de la Xtabay; pero para asombro de todos, comprobaron que a poco de enterrada comenzó a escapar de la tierra floja, todavía, un hedor insoportable, el olor nauseabundo a cadáver putrefacto.
Tzacam nombre de cactus erizado de espinas y de mal olor, es la flor que nació sobre la tumba de la Utz-colel, florecilla sin aroma y a veces de olor desagradable, como era el carácter y la falsa virtud de la Utz-colel.
No es pues la Xtabay, la mujer que destruye a los hombres después de atraerlos con engaños al pie de las frondosas ceibas.
La mujer que aparece en las ceibas es la Utz-colel, que regresa al mundo de los hombres disfrazada de la Xtabay. Aun hoy vaga en las noches de luna llena por los caminos del Mayab, buscando hombres que no gozo en vida, para seducirlos, desgarrarles el pecho y robarles el corazón.
La conciencia dormida de nuestros antepasados se nos muestra en forma de apariciones. Ellos nos susurran desde los derroteros situados entre el sueño y la vigilia. Nos hablan de nuestros más secretos terrores y deseos, mostrándonos un mundo que aflora en la penumbra de los bosques, un mundo profundo, atado y anudado con lazos ancestrales.


Recopiló y opinó
Julio Emilio Torre Hernández
San Francisco de Campeche, México.

4 comentarios

morfeosigloxx -

increible muchas gracias!!!

orfen -

vagos.. lean un poco

dajne -

muy largo

reyna -

es muy largo