Niñez en clave onírica
Niñez en clave onírica
¿Dónde escapó el dolor?
¿A dónde marchó el llanto
cuando los gemidos del agua
fueron aliados del cieno?
Niñez en clave onírica
¿A qué paso cayó el sol?
¿En qué modo silencio el día
tu descanso de miel,
tu algodonada ausencia,
tu blanco pálpito de sueño
cuando la muerte vistió
con levita de huracán,
fular oscuro y chaqué incierto?
Niñez en clave onírica
que navegas bajo un limbo raso
ahora testigo de la sombra,
mañana baliza de la ilusión:
¿podrás iluminar la cruz,
el sumidero, el Gólgota de horror
por el cual el azar fluye
en hemorragias de tinta
con achiques del viento?
Niñez en clave onírica,
préstamo único de la deidad.
¿Sabrá el tiempo mitigar
memoria y azote en nuestro orgullo,
razón y piel, deseo y estigma
sobre la riada de éste cadalso
de aviesas pretensiones?
Niñez en clave onírica,
estampa primordial de la virtud,
retoño seráfico del hombre.
Todas las preguntas recalan
en el interior de un enigma abierto.
Sólo la fantasía puede
atreverse a ocupar porciones
restringidas del gozo celeste.
Niñez en clave onírica
nada de lo que te rodea
nos produce más congoja que
observar tu vírico haz,
ya, en exceso contagiado,
por las secuelas del dolor.
Ángel Fdez. de Marco
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