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CÁLCULOS DEL AIRE

Día del Libro

Día del Libro

El día del libro (no podría ser de otro modo) también goza en el calendario de su estelar espacio de honor. Libreros, entusiastas lectores, editores, toda la parafernalia de la edición se congrega en algarabía para rendir culto unos y cuentas, resultados otros, del objeto devocional impreso por Gutenberg. Y es que el libro en estos tiempos de tecnologías imperiosas no quiere ceder privilegios ante las amenazas a las que se ve sometido. El tirón,la incidencia del libro en toda su variedad y temática sigue siendo para millones de personas el soporte ideal de formación, conocimiento y entretenimiento preferidos; y es capaz de convivir amistosamente en un mercado amplio y recurrente, pero a la vez más selectivo y exigente con los contenidos ofertados. El mayor acceso de educación de los jóvenes junto a la mejora de los canales de distribución deberían ser suficientes para lograr alcanzar mejores niveles de calidad en la producción; cuestión harto debatible en el panorama librero español.
Ya es tópico comprobar que se vende una "salud" editorial en España, según los fríos datos estadísticos óptima respecto a Europa, que con una cifra de más de 75.000 volúmenes en el año 2005, trata de enmascarar las severas deficiencias que el sector lastra como de forma indefinida. Amplias y no sencillas de solucionar.
Aún los sistemas de distribución son precarios, la participación estatal en la edición se antoja muy reducida con un índice inferior al 12 %, y el apoyo a las jóvenes promesas de las letras es insuficiente y muy deficitario por más becas y subvenciones que las instituciones públicas alardeen en tal cometido. Todavía hay mucha leña que cortar y, me temo, que aún más pendiente por recoger.

El libro, todo el sector que comprende, la veneración y gratitud que muchos de nosotros le rendimos en pleitesía ha escogido un día del almanaque para lucir su mejor estampa. Quizás una puesta en escena demasiado frívola y mercadeada a mi gusto, pero necesaria y gozosa para los amantes al volumen tradicional.

Ángel Fdez. de Marco

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