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CÁLCULOS DEL AIRE

Pasaje a la eternidad

Pasaje a la eternidad

En los ciclos de continuación de mi trabajo literario me encuentro inmerso. El ensayo de teoría alibense: «La certeza inmemorial» es el culpable para que mi impulso creativo se haya regenerado al encuentro de antiguos y nuevos alicientes. Tras una pausa prolongada debido a emplear tiempos y esfuerzos a generar el proyecto medusiano, voy restañando espacios y heridas, voy ocupando viejos anaqueles temporales que algún día pasado transité con inusitado fervor; me siento renacer después de cubrir experiencias ahora, asidas, a la balaustrada de las emociones de diverso grado y textura epitelial..., casi siempre —y bendita sea la manera—, con la víscera al corriente, al relente y al desnudo.

Creo que me llegó el instante de merodear por nuevas pistas que conduzcan al deleite doloroso de la vida. La combinación amistosa, creativa y aperturista la asumo como una recreación mental óptima; espejismo gozoso que algún día pueda acercarse a mi vera como arrullo de núbil paloma.

La salud me vino de fábrica quebradiza. Aprovecho la coyuntura donde en el presente se resiente para consumir mis lastimeras debilidades en agarrar la azada poética. «Que el turbio temporal me encuentre enfrascado con los bártulos del trabajo», como diría Pablo Ruiz sin dejar un segundo el pincel en reposo.

Imagino que con el sudor y la aflicción existencial la maquinaria de mi ser pretende exhortarme a la cara, sin ruborizarse, ni abatimiento, sin sufrir pasmo alguno la siguiente proclama: «¡vamos Ángel, adelante,...! Es tu momento».


c. Álibe, 2014.

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